Breve crónica sobre una conejera sopladora
Bueno. Henos allí Jesús y yo con la idea de abrir la entrada de una gran caverna sita ni más ni menos que en las cercanías de Cifuentes, a menos de dos kilómetros de la Sima del Fraile... y la entrada impenetrable exhalaba una suave corriente de aire, fresca, muy fresca...
Todo empezó la primavera pasada, cuando llega un día Jesús y nos dice eso típico de. "Que el otro día, haciendo no-sé-qué por el monte, me he encontrado un agujero... que si tal y que si cual... que cuando acercas la mano sientes un aliento frío que sale del suelo..."
¡Ya estaba echada la semilla, el anzuelo o como queráis llamarlo! Ya estábamos alguno con la idea, con la nota en la agenda, de ir para allá con herramienta y lo que hiciera falta, a ver ese soplido.
La cosa se materializó el pasado mes de julio. Un día libre que coincidimos, una sugerencia: "Oye, ¿y si vamos a ver la cosa esa de Cifuentes?", y una respuesta "Vale, yo llevo la nevera llena de cerves, que va haciendo calor". En fin, nada difícil.