Preparación para la travesía Rubicera-Mortero de Astrana
9 noviembre, expedición a Rubicera Cuando volví, ellos ya no estaban, no oía sus voces y no atisbaba reflejo alguno de sus luces. El ruido del río subterráneo dificultaba la percepción de cualquier sonido de mis compañeros. Apresuré mi paso aguas arriba intentando recuperar la cola del grupo. Pero nada aparecía al fondo de la galería. Esta empezaba a resultarme extraña, pero los hitos presentes me confundían. Una cueva nunca es igual hacia un lado que hacia otro, de ahí que siempre haya que mirar atrás, echar ese vistazo furtivo sobre nuestros pasos. Al fin y al cabo esa era una de las misiones de esta segunda incursión a Rubicera, aprenderse bien el camino, no caer en sus trampas.