Cueva de Fuentemolinos

25 de febrero de 2012, Puras de Villafranca, Burgos
Foto de Roberto García
Desde hace unos años he querido visitar las maravillas que esconde esta cavidad. Por unos u otros motivos la visita se fue retrasando, hasta que me entero que a partir del 1 de enero de 2012 la cueva está cerrada y las visitas deberán ser concertadas con la empresa que la gestiona. Por suerte, algunos espeleólogos de Abismo, somos invitados a ayudar a realizar un trabajo fotográfico con Roberto García de espeleofoto.
Santos colocando el cordino
Sobre las 12 de la mañana, Santos, Bibi, Dani y yo nos ponemos en marcha junto a dos espeleólogas más y Lorenzo de Niphargus que será nuestro guía. Nuestro trabajo consistió en quitar unas citas de protección que marcan los caminos a seguir para no pisar en las zonas sensibles a roturas y cambiarlas por un cordino que tiene un impacto menos agresivo a la vista.
Surgencia
Esta cavidad ha tenido hasta su cierre mucha actividad espeleológica que ha propiciado el deterioro y desperfectos de desaprensivos sobre los espelotemas, algunos únicos por sus características.
Boca de entrada
Está actualmente activa y tiene una surgencia desde la que se abastece el pueblo. Su río recorre unos 1.800 metros de galerías por las que hay que caminar para poder llegar al tercer nivel, donde se encuentran las maravillas que queremos contemplar. La boca de entrada se abre a pocos metros por encima de río y en la falda del monte La Cuesta. La característica principal es que se formó en conglomerado calizo o pudinga, depositada hace unos 35 millones de años y que se caracteriza por ser una amalgama de cantos silíceos de diferentes tamaños cementados, siendo poco común la formación de cavidades que tengan un gran desarrollo.
Aunque la primera exploración es del año 1959 no es hasta el 1975 cuando el grupo Niphargus realiza una topografía, llegando el desarrollo a más de 4 kilómetros de longitud en los tres niveles en que se compone esta cueva.
Entramos por una estrecha gatera que enseguida da acceso a una pequeña cascada, a partir de aquí, seguiremos el curso activo del río por una galería estrecha (Túnel de los Concejales), donde intentamos que el agua no nos entre en las botas.  Después de unos 50 o 70 metros la galería se abre, dando en algunos sitios alturas de unos 25 metros.
Un poco más adelante, llegamos a un gran desprendimiento y es donde tenemos el acceso a los niveles superiores. Continuamos hasta el final del curso activo, donde por lo general los grupos que visitan esta cavidad no suelen recorrer. Por el camino encontramos aportes de otros pequeños afluentes. A las 3 de la tarde hicimos una pequeña parada para comer. Volvimos por nuestros pasos hasta el acceso a los niveles segundo y tercero.
Aquí nos encontramos con el otro grupo que tenían todo el despliegue fotográfico y estaban comiendo. Nos quitamos los arneses y todo el aparataje, para no dañar ninguna formación.
Aquí empezó nuestro trabajo de señalizar el camino a seguir con los cordinos. Este tercer nivel es de 850 metros y está plagado de formaciones prácticamente en todo su recorrido. Banderas, coladas, excéntricas, guors a doquier y las estalactitas y estalagmitas algunas con una pureza que su color blanco casi hace daño a los ojos y que contrastan con las de color marrón y algunas casi negras debido al manganeso. Un lago pequeño alberga en sus bordes, repisitas de calcita, unas encima de las otras y separadas entre sí por pequeñas columnas. Una galería en general para no perderse y de recorrerla con sumo cuidado para no deteriorar estas maravillas que nos ofrece la naturaleza subterránea.
Mientras el números grupo de fotógrafos y ayudantes seguían en su labor, nosotros decidimos partir hacia la salida. Descendimos un resalte con cuerda y un par de fraccionamientos que termina en un voladete de unos 8 metros. Seguimos el curso del río, esta vez en la dirección que lleva el agua, el cual nos condujo hasta la salida.
Estuvimos en total 8 horas disfrutando de esta maravilla de cueva y de la compañía de tanta gente de diversos grupos espeleológicos de Burgos, La Rioja y Navarra.
Paco Cuesta

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