Pruebas de las viejas cuerdas de Abismo

Probando nuestras viejas cuerdas

NOTA IMPORTANTE
Los resultados y observaciones que presentamos son exclusivamente válidos para las cuerdas que hemos probado,  en modo alguno son extrapolables a otras cuerdas.
Material utilizado, tras realizar las pruebas
Llevábamos ya tiempo pensando qué hacer con un montón de cuerdas de las más viejas, ya apartadas del material en uso por su edad y desgaste, así que nos decidimos a probar su resistencia a ver en qué condiciones están, y de paso para ver si alguna todavía puede recibir algún uso.
Son 19 cuerdas las disponibles, de varios tipos y diversas edades, en general hechas polvo, algunas tan duras y ásperas que ponen a prueba las manos más fuertes a la hora de hacer y peinar un ocho.
Previamente cortamos la camisa para intentar averiguar su fecha de fabricación a partir de la cinta informativa en su interior, o al menos el color del hilo testigo que acompaña al alma.
Tras destriparlas, resulta que la cinta interior, cuando había, no apuntaba el año. Así, recurriendo al hilo interior las fechas de origen corresponderían a alguno de los siguientes años:
·        1991 o 2002 (2 cuerdas, hilo rojo)
·        1993 o 2003 (6 cuerdas, hilo naranja)
·        1994 o 2005 (3 cuerdas, hilo verde)
·        1995 o 2000 (1 cuerda, hilo negro)
·        1997 (1 cuerda, hilo violeta)
·  Sin datos (6 cuerdas, posiblemente cuerdas “fósiles” con origen incierto).

Desechamos las fechas previas a 1991, dado que el G. E Abismo nació en 1992, año en el que se comprarían las primeras, y también las posteriores a 2005, pues desde ese año nuestras cuerdas están correctamente datadas.
Teóricamente a partir de 1997 el año debe figurar en el interior de la cuerda, por lo que podríamos asumir que la fecha es la más antigua, si bien no tenemos completa seguridad.
En cualquier caso, lo que sí tenemos claro es que todas las cuerdas probadas tienen más de 10 años de antigüedad, oscilando su edad entre 14 y 21 años.

Preparación y procedimiento de las pruebas
Cortamos y etiquetamos un fragmento de cada una (entre 1 y 2 m), haciendo un ocho en cada extremo, mojándolos antes de llevar a cabo las pruebas de resistencia.
Utilizamos dos piezas de metal (40 + 40 kg), con forma más o menos cilíndrica, fijadas con una tira de goma enrollada de forma que no pudieran separarse y se pudieran elevar y soltar como si fuera un único objeto.
En nuestra zona de Tamajón habíamos elegido un sitio adecuado para montar los necesarios anclajes. En una pared extraplomada montamos una escala junto a una repisa que pudiera facilitar las maniobras del que le tocara enganchar y cortar arriba.
Preparando los anclajes en la pared
Instalamos dos parabolt de 10 mm justo sobre el extraplomo que serían los responsables de aguantar los impactos, y un tercero un metro por encima, donde enganchamos una polea para subir el peso hasta los anclajes de abajo.
Puestos a probar, sobre los dos espárragos principales se anclaron dos chapas con anillo soldado, todo casero fabricado por Toño, que es un manitas del metal, y para que las cargas fueran simultáneas sobre los dos anclajes, usamos una cadena comercial (normal y corriente), de 6 mm.
La cadena se ancló a cada anilla con un mosquetón asimétrico de acero con seguro, y a su mitad anclamos uno de instalación, de zicral, desechado hace tiempo por viejo y estar algo corroído.
A ese mosquetón de zicral se ancla uno de los extremos de cada cuerda, y utilizamos para el otro lado otro mosquetón viejo, este grande y de acero.
Montado todo, preparamos una cuerda en la polea y utilizamos un gancho para subir el lastre hasta su sitio, atando el peso al gancho con un cordino (la cuerda de persiana funciona muy bien). El peso lo subimos hasta su sitio tirando con un coche.
El lastre junto a la instalación
Al llegar el peso a su posición se ancla un extremo de la cuerda al anclaje y el otro al peso, bajándolo despacio para que los nudos se tensen. Se sube otra vez hasta que los nudos quedan a nivel (factor 1) y para provocar la caída en seco, se corta el cordino desde arriba.
Preparado ya para dejar caes el peso
De ese modo conseguimos un impacto de 80 kg en factor 1, y sólo queda repetir hasta comprobar cuántos aguanta la cuerda, y cuánto los anclajes…

Resultados
Bueno, cabe decir que comenzamos con una cuerda del 93 y que al tercer impacto lo que rompió fue la cadena, abriéndose completamente uno de los eslabones por su soldadura.
La cadena tras su rotura
Ahora comprendemos por qué deben usarse cadenas especiales en las instalaciones, pues las normales (de ferretería), se rompen.
Esperemos que lo que encontramos puesto en cabeceras de escalada y algunas ferratas sea de la calidad necesaria.
Desmontamos la cadena y preparamos un anillo de cable de acero, de 5 mm, utilizando tres perrillos para cerrarlo y sustituir así la cadena, trabajando en doble entre los dos parabolt principales.
Recurrimos a un anillo de cable de acero
Retomamos la prueba con la misma cuerda, que se rompió tras cinco impactos (consideremos “4 y medio”, pues en uno de ellos reventó la cadena…).
Justo cuando partió la cuerda, 5º impacto
Continuamos así con las demás cuerdas, con resultados diversos que luego resumiremos, pero cabe destacar que tras 3 o 4 cuerdas, calculando unos 15 o 20 impactos, reventó el mosquetón grande de acero que sujetaba el peso a la cuerda. Partió el enganche donde ancla el gatillo y se “estiró” completamente.
Así quedó el mosquetón grande de acero
Lo sustituimos ahora por un maillón de acero de 10 mm, que trabajó muy bien durante todas las demás pruebas, sin deformarse y permitiendo su apertura y cierre sin necesidad de usar la llave.
Cuando teníamos ya probadas (y partidas) como dos terceras partes de las cuerdas, se rompió el mosquetón de zicral que anclaba la cuerda al cable de acero. Se partió el extremo donde engancha el gatillo y éste se abrió hacia el exterior, pero aparentemente no se partió ni deformó el metal.
Mosquetón de instalación (zicral) y
mosquetón de acero, tras la rotura
Los sustituimos ahora por un maillón de 10 mm de zicral, que trabajó bien el resto de las pruebas.
Poco antes también se había roto ya uno de los mosquetones de acero que anclaban el cable al parabolt, de modo similar al de zicral.
Con estos sucesos alcanzamos por fin el final de las pruebas, totalizando 97 impactos.


Las cuerdas
En cuanto a las cuerdas, las 6 de origen incierto y sin antigüedad conocida (podrían ser cuerdas viejas sustituidas de instalaciones preexistentes) aguantaron solamente entre 1 y 3 impactos, con una excepción (7 impactos).
Esto debe servirnos como advertencia en el uso de las cuerdas viejas que encontramos en muchas cavidades, que podrían ser verdaderamente peligrosas si han de aguantar algún impacto.
Las dos de 1991 aguantaron 2 y 7 impactos.
Las de 1993 respondieron realmente bien para su edad (alrededor de 20 años): 4, 5, 6, 8, 9 y 10 impactos, y conviene comentar que en una de ellas se cortó completamente la camisa en el primer golpe por pillarla el anclaje del lastre, pero aun así aguantó 8 impactos más. En otra la camisa rompió completamente en el cuarto impacto, partiendo completamente en el siguiente.
Momento en que reventó la camisa,
deslizándose sobre el alma
Así quedó la cuerda, se rompería
en el siguiente impacto
Las tres cuerdas del 94 aguantaron similarmente: 4, 5 y 7 impactos, mientras que la única de 1995 fue “indultada” tras recibir 10 impactos sin romperse.
Por último y de modo sorprendente la cuerda datada en 1997 se partió en el primer golpe. Sin embargo, el color del hilo testigo en esta cuerda fue anotado como violeta con interrogación, pues aparecía decolorado. Por otra parte, también podría ser una cuerda previa, de 1990, o quizás muy deteriorada por un uso indebido o muy intenso.
Algunas de las cuerdas partidas...
Prácticamente siempre por el nudo
Cabe decir, para finalizar, que todas las roturas se produjeron por el uno de los nudos de ocho, apreciándose a veces, tras los impactos, cómo en el mismo la cuerda se cizallaba sobre sí misma.
A la par, desde el primer impacto se apreció una notable elongación de las cuerdas, llegando casi a duplicar su longitud en el momento de romperse.

Los mosquetones
Por lo que hemos podido ver, lo que mejor trabaja en este tipo de pruebas son los maillones, que no se deformaron y pudieron seguir abriéndose y cerrándose sin problemas, aun cuando presentan claras marcas de erosión por los impactos sobre el cable y las argollas del lastre.
Resulta tranquilizador el gran aguante experimentado por el viejo mosquetón de instalación (asimétrico, 22 KN si no recuerdo mal), aun estando algo corroído por haber estado en fijo en una cavidad durante largo tiempo.
Mosquetón de acero roto, y chapa con argolla soldada,
estas últimas de fabricación casera
Los anclajes
Desde luego, jamás deberíamos utilizar cadenas normales para realiza cualquier instalación, pues hemos visto que parten por la soldadura.
El cable de acero, sin embargo, aguantó perfectamente toda la prueba, y aunque ya presentaba indicios de deterioro en los puntos de tensión sobre los mosquetones, ni un solo alambre se había partido. Los perrillos de fijación también aguantaron perfectamente, sin permitir deslizar los extremos del cable.
En anillo de cable tras todas las pruebas
En cuanto a las argollas soldadas y las chapas, fabricadas caseramente, aguantaron perfectamente. Las argollas circulares no presentan indicio de deformación ni daño en las soldaduras, y las chapas, aunque se llegaron a estirar y desdoblar parcialmente, tampoco presentaban fisuras ni nada que presagiara una rápida rotura.
Está claro que es por la maestría del fabricante y el buen material elegido. En cualquier caso, en la cavidad es preferible recurrir a materiales comerciales que hayan sido sometidos a un riguroso control de calidad.
Finalmente, decir que los parabolt permanecen en la roca aparentemente inalterados, sin presentar indicios de doblez o extracción, y asimismo la roca no presenta indicios de rotura, fisuras ni nada, y eso considerando que en nuestra zona de Tamajón no se caracteriza precisamente por su dureza y resistencia…
En fin, hemos decidido deshacernos de las cuerdas que no aguantaron al menos 5 impactos, dejando las demás para “usos menores”, si bien los resultados indican que trabajarían bien en cualquier tipo de instalación.
Javier Rejos

2 comentarios:

  1. Os lo pasáis pipa con cualquier cosilla. Moláis mucho.

    Ya en serio, interesantes resultados y muy buen trabajo.

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  2. Buen trabajo, para completarlo, seria interesante compararlo con unas cuerdas nuevas en esas mismas condiciones, ¿cuantos impactos soportarán?

    Jesus Foguer

    ResponderEliminar

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